Por medio de la realización de
este trabajo se pretende llegar a conocer un poco más acerca de una parte de gran
importancia en el desarrollo de los niños, destacándose de manera especial la edad preescolar, que es el desarrollo del pensamiento lógico matemático en relación a las nociones de espacio, tiempo y representaciones.
Se tratará cada una de estas
nociones de manera individual, destacando en cada una de ellas las principales
características que se presentan y que tipo de actividades se pueden llevar a
cabo para ayudar al desarrollo de las mismas.
A nosotras como futuras docentes nos incumbe en gran medida el desarrollo de este tema, ya que nuestro
trabajo debe de ser el de facilitar y orientar el desarrollo de los niños de
manera plena y satisfactoria.
CONTENIDO
La noción de espacio el niño la
adquiere con cierta lentitud. Al principio tiene un concepto muy concreto del espacio: su casa, su calle; no tiene siquiera idea de la localidad en
que vive. Pero esa noción se desarrolla más rápidamente que la de tiempo,
porque tiene referencias más sensibles. El niño de seis o siete años no esta
aun en condiciones de reconocer lo que es su país desde el punto de vista
Geográfico y es probable que piense que "Venezuela" es la ciudad donde vive, y/o, que "Caracas" es su barrio o
sector residencial; los niños que viajan a otras ciudades o a países vecinos,
en cambio, aprenden rápidamente a diferenciar ciudad y país. Hasta los ocho o nueve
años, no se adquiere la noción de espacio geográfico, por eso la lectura de mapas y de globos terráqueos no es una labor sencilla, pues requiere una
habilidad especial para interpretar numerosos símbolos, signos y captar las abstracciones que estos medios suponen.
ETAPA
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PERCEPCIÓN Y SUGERENCIAS
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ACTIVIDADES PARA REALIZAR
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De 5 a 8
años
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El niño
empieza a dominar el ambiente en que vive y es capaz de imaginar condiciones de vida distintas de las
que le rodean.
Apenas
tiene experiencia. Posee unos intereses concretos. Su pensamiento es
intuitivo y egocéntrico. Sólo posee una idea concreta del espacio. Define las
cosas por su uso. La memoria se ejercitará a partir de los ocho años en aprender las definiciones más
usuales.
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Actividades
concretas y observaciones intuitivas sobre lo que le rodea, ya que esto le
interesa. Enseñarles a encontrar puntos de referencia (cerros, edificios, árboles visibles). Conviene aprovechar el afán coleccionista que es muy fuerte
hacia los ocho y nueve años. Puede coleccionar fotos de países; buscar el origen de bienes de la casa.
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De 9 a 11
años
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A partir de
los diez años los niños manifiestan una transformación rápida. Empiezan a
liberarse del egocentrismo infantil, adquiriendo un pensamiento más objetivo. Ya son capaces de entrever la idea de causa. Pero su pensamiento posee
una estructura en la que descubre las relaciones causa-efecto más por intuición que por
un proceso reflexivo. Es el pensamiento preconceptual. Aparecen ahora, los
intereses especiales. Los niños entienden ya bien lo que leen, tienen una
imaginación viva, y una memoria que se desarrolla rápidamente y que les
permiten aprender y retener gran cantidad de datos. Se desarrolla progresivamente el proceso de localización. La capacidad
de una observación más objetiva se orientará al estudio del medio local. El medio deja de
ser una realidad global para convertirse en objeto de análisis. Estas observaciones directas y analíticas le proporcionan elementos de
juicio para empezar a razonar, clasificar y captar la interdependencia de
unos hechos con otros. La enseñanza tiene un tono más bien descriptivo e
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El estudio
del medio local sirve para adquirir un método de comprensión de los fenómenos naturales y de la vida humana. Para
ello, a partir de lugares conocidos, como la plaza, museos, etc., puede
pedírsele que se ubique en un mapa, que encuentre rutas alternativas; luego
los centros urbanos cercanos y finalmente toda la región, pero siempre a
partir de los lugares que ya conozca. Puede pedírsele que identifique los
lugares que le gustaría conocer en las cercanías, lo que luego podría dar
lugar a un proyecto de aula. La memoria puede ser el medio para el aprendizaje de un vocabulario fundamental, al igual que una retención de los datos
imprescindibles. Se debe orientar al niño a que utilice sus conocimientos
elementales de otras materias para una mejor comprensión e integración.
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intuitivo,
pero la observación y el análisis deben ser completados con clasificaciones
sencillas. El niño de esta edad es ya capaz de generalizar aunque de un modo
limitado
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De 12 a 15
años
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El movimiento de autoafirmación propio de la pubertad, favorece la toma de conciencia de las relaciones del sujeto y su medio. El pensamiento del adolescente
se sitúa en un nivel conceptual, posee mayor capacidad para generalizar y
usar abstracciones; cada vez es más capaz de un aprendizaje que implique
conceptos y símbolos en lugar de imágenes de cosas concretas. Es el paso del pensamiento lógico-concreto al
pensamiento lógico-abstracto. Aunque los alumnos siguen interesados por lo
descriptivo, poco a poco precisan una explicación de los fenómenos. Hay que
tener en cuenta que la facultad de razonamiento abstracto evoluciona
lentamente en el adolescente, y el grado y ritmo de ese desarrollo varía
considerablemente de un sujeto a otro. Por ello es preferible prescindir
todavía, en términos generales, de exposiciones explicativas de teorías muy complejas.
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Enseñársele
a razonar y relacionar, a organizar y clasificar los conceptos. Las
descripciones deben acompañarse, gradualmente, de razonamientos concretos y
explicaciones teóricas, haciendo ver las interrelaciones de los fenómenos
sociales, políticos, económicos, etc.
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El niño reconoce el espacio en la
medida en que aprende a dominarlo. Baldwin, Stern , distinguen en los niños un
"espacio primitivo" o "espacio bucal", un "espacio
próximo o de agarre" y un "espacio lejano", que el niño aprende
a dominar y que paulatinamente va descubriendo , a medida que aprende a moverse
por sí solo.
El espacio lejano es al principio
poco diferenciado. Debido a la inmadurez de la adaptación y de la convergencia,
los niños de un año ni siquiera perciben los objetos que se hallan distantes,
que constituyen para ellos tan solo un fondo indeterminado.
Con la valoración de la distancia
se relaciona también la valoración de las dimensiones de los diferentes
objetos. Para pequeñas distancias y figuras sencillas existe ya una constancia
de dimensión o magnitud, en el segundo año de edad. La exacta valoración de las
dimensiones de un objeto en distintas alternativas coincide con la comprensión
del acortamiento de la perspectiva de los objetos. La comprensión de las
perspectivas representadas es el aspecto más complejo de la representación
espacial y se desarrolla más tarde.
El punto esencial del desarrollo
general de la comprensión del espacio es la transición del sistema de cálculo (coordenadas) fijado en el propio cuerpo a un sistema con puntos de
referencia libremente móviles.
En conclusión se puede decir que
las nociones espaciales reflejan sensaciones corporales y estados emocionales.
Las elecciones al representar responden a una forma de sentir y de vincularse
con los elementos, las personas y con el propio cuerpo. En sus primeras
manifestaciones gráficas, la expresión del niño está centrada en el "yo" y los vínculos
que va desarrollando con el medio. No le interesa establecer un orden en la
representación de los elementos. La hoja es un soporte que le permite volcar
ideas como un recipiente a ir llenando. Cada espacio es una posibilidad de
incorporar elementos valiosos para él, aunque los dispongan en forma inconexa.
A medida que el niño crece, surge la necesidad de establecer un orden y
vínculos espaciales en sus representaciones.
La evolución en el modo de ver el espacio es muy personal y responde a niveles de maduración que no pueden ser forzados. De nada
sirve proponer desde la visión del adulto determinadas soluciones espaciales, pues estas, para que sean significativas para los niños,
tienen que partir de descubrimientos personales. Se los puede ayudar a ampliar
la conciencia en relación al espacio circundante con actividades y juegos que les resulten afectivamente atractivos y los confronten con desafíos
diversos. Existen una serie de soluciones espaciales que aparecen en los dibujos infantiles que no tienen que ver con la captación visual, sino con los
conceptos y emociones que desean reflejar. La necesidad de narrar lo que les es significativo y
conocen de lugares, mecanismos y objetos hace que dibujen elementos
"transparentes" para que se vea su interior. En ciertas ocasiones,
expresan en un mismo dibujo dos situaciones que ocurren en distintos tiempos. También suelen dibujar
diferentes puntos de vista para un mismo objeto, materializando así su
experiencia en relación a este y una incipiente expresión del volumen. Cuando en los niños surge la necesidad de elaborar imágenes más
realistas, es el momento de ayudarlos a agudizar la observación.
Las palabras ahora, hoy, ayer y
mañana pueden señalar en su uso, cada vez un sector distinto del tiempo real.
En los niveles evolutivos prematuros, el niño se orienta en el tiempo a base de
signos esencialmente cualitativos extra temporales.El posterior desarrollo de
las aptitudes para una más correcta localización y comprensión del orden de
sucesión se relaciona con la toma de conciencia de las dependencias causales y
del dominio de las relaciones cuantitativas de las magnitudes del tiempo.El sentido de
temporalidad, es decir, la noción de tiempo es una de las más difícilmente
accesibles a los escolares entre ocho y los doce años. Si se hace un análisis
detenido de las descripciones de Piaget respecto de las diferentes capacidades de aprendizaje de los niños a
través de sus etapas de desarrollo cognitivo, se puede ver que las nociones de
espacio y tiempo surgen y se desarrollan lentamente, casi confusamente. A
menudo se puede ver, desde la experiencia práctica, que durante los primeros 10
años de vida los niños tienen un difícil trabajo para "hacerse la
idea" de cómo es el desarrollo del tiempo con que medimos la historia, o de lo que significan los
espacios que están más allá de lo que él o ella conoce.Hasta los siete u ocho
años e incluso más, es insuficiente la idea o noción de duración y de pasado.Hasta
los siete años la expresión "la semana pasado" no adquiere sentido
para ellos. Piaget señala la dificultad con que los niños adquieren la noción
de edad, sucesión, duración, anterioridad y posterioridad. Muy lentamente
llegan a formar el concepto de un largo tiempo histórico anterior a ellos
porque no los pueden hacer objeto de una observación directa. De ahí también la
dificultad para comprender las sociedades, instituciones y móviles de la conducta de los adultos. El niño apenas conoce más que a su familia y sólo lentamente y de manera elemental va adquiriendo alguna noción de la
vida. Casi siempre los temas de Ciencias Sociales rebasan la comprensión de los alumnos por eso convendría tener en
cuenta el esquema de Piaget, porque los procesos de la inteligencia influyen en la asimilación y acomodación, es decir, que si algo no se
comprende tampoco se podrá asimilar. Por otra parte, no existe inconveniente en
ir preparando el camino de un aprendizaje histórico basado en la narración de
hechos desde los primeros cursos de escolaridad, que favorecerán en el niño la
aparición de un cierto sentido de conciencia histórica.
ETAPA
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PERCEPCIÓN Y SUGERENCIAS
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ACTIVIDADES PARA REALIZAR
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De los 5 a
los 8 años
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La
enseñanza deberá partir del entorno en donde se encuentra la escuela, por medio de elementos históricos existentes. Por ejemplo: una placa,
una inscripción, una leyenda, etc.
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En esta
edad le gustan los acontecimientos emocionantes, se podría utilizar la
narración dramatizada para provocar la creación de vivencias emotivas. Los
hechos y acontecimientos deben presentarse en forma anecdótica, sin sentido
de tiempo ni espacio, pues no hay que olvidar que la noción de pasado
histórico no existe en el niño de esta edad. Para una mayor eficacia los temas deben ir dirigidos más hacia la imaginación y la sensibilidad
que a la inteligencia misma.
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De 9 a 11
años
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El niño se
interesa por la vida de grandes personajes, por el origen de las cosas, por
la biografía y la leyenda.
En este
momento se le iniciará en el conocimiento del hecho histórico biográfico con idea de espacio, pero con escasa comprensión
del tiempo.
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La
enseñanza se debería orientar de tal manera que permitiese al niño la
observación de los hechos históricos (en la medida en que estos sea
observables) en los escenarios naturales o por medio de proyecciones
cinematográficas. Ese interés por conocer la vida de los personajes es por un afán imitativo, por lo
que cual se podría hacer girar los hechos históricos en torno a personajes destacados, sabiendo la dificultad que supone el presentar modelos para ser imitados.
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De 12 a 14
años
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Las
características psicológicas del niño de estas edades permiten un estudio más
sistemático de las Ciencias Sociales. En este momento se interesa ya por los
hechos reales, por la vida de los grandes hombres; exige detalles sobre el
lugar y la época; quiere saber la cómo empiezan y terminan los hechos. Hay
interés por conocer las repercusiones de los hechos. La capacidad para la
comprensión de las nociones espacio-tiempo provocará en el niño la habilidad
práctica de ordenar cronológicamente los sucesos.
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A partir de
hechos y personajes ya conocidos, se puede desarrollar los hechos y
acontecimientos de una época o un evento histórico importante y destacado,
con más detalles que los conocidos en la etapa anterior, y preparándolo para
lo que serán las explicaciones de causas y efectos que vendrán en los años
venideros.
Se
recomienda el uso de líneas de tiempo, tanto impresas para que el niño las
conozca, como que él mismo diseñe sus líneas de tiempo histórico.
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En conclusión se puede decir que
la comprensión del tiempo está muy relacionada al conocimiento físico y social;
y el niño lo construye a través de las siguientes fases:
1. Concibe el tiempo solamente
relacionado al presente, no contempla mentalmente el pasado ni el futuro. Tiene
una dimensión única del tiempo.
2. Comienza a entender que el tiempo
es un continuo, que las cosas existen antes de ahora y que existirán después de
ahora.
3. Usa el término de mañana o ayer,
quizás no acertadamente, pero con indicios de que comprende la existencia de un
pasado y un futuro.
4. Reconstruye hechos pasados, pero
no lo hace secuencial ni cronológicamente. Por ejemplo, si le pedimos que nos
cuente cómo hizo su pintura, lo podrá contar, pero no secuencialmente, por dónde empezó, que hizo después
y así sucesivamente.
5. Reconstrucción secuencial y
cronológica del tiempo y comprensión de las unidades convencionales del mismo.
Por ejemplo: semana, mes, hora, etc. En esta fase el niño ya comienza a mostrar
una visión objetiva del tiempo.
Es una imagen interiorizada del mundo exterior. Cuando el bebé comienza a entender que
los objetos y las personas siguen existiendo aun cuando él no las vea ni actúa
sobre ellos, está comenzando a hacer representaciones mentales y por ende, su
proceso de pensamiento está iniciándose.
Es por ello que se señala que el
período preescolar es esencialmente el momento del crecimiento de la habilidad
del niño para usar representaciones. Este proceso implica un enorme avance
hacia la independencia del niño con respecto al "aquí y ahora" y a los objetos
concretos de su mundo.
La representación la construye el
niño a través de las siguientes fases y niveles:
1. Imitación Diferida: imitación de
un acto complicado aunque carezca de modelo. Por ejemplo: hacer arepitas, esto da muestras de que el niño es capaz de
tener en su mente (representado) un patrón de gestos sin verlo delante de sí.
2. Representación a un nivel señal:
en esta fase el niño reconoce el objeto a través de una de sus partes o de un
efecto producido por él. Por ejemplo: el teléfono por su timbre, la madre por su voz.
b. Simulación: utilización de objetos
para representar otro. Por ejemplo un palito para representar un avión.
c.
Onomatopeyas: emisiones de sonidos de lo representado.
d. Modelos bidimensionales: como por
ejemplo dibujos, pinturas, etc.
e.
Modelos tridimensionales: como modelados con masa, Plastilina, barro,
construcciones con bloques, etc.
3. Representación a nivel simbólico:
en esta fase el niño representa su mundo a través de acciones u objetos que tienen una relación o semejanza con la realidad
representada. Por ejemplo: dramatizar a la mamá haciendo comida. Existen cinco
tipos de representaciones simbólicas:
4. Representaciones a nivel de signo:
en esta fase el niño es capaz de representar su mundo a través de signos, que
son representaciones arbitrarias compartidas por la sociedad (palabras habladas o escritas, números, gráficos), que no tienen ninguna semejanza concreta con lo que precisa.
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