Existió un país donde todos eran felices y
donde todo era abundante y el huevo estaba
rato, sin embargo no todo era real porque
fuera de ese país todo era penumbra pero
que a sus ciudadanos eran preparados ,sabios y capaces aunque en ella vivía un malvado hechicero llamado
Ricardo de alguna u otra forma era un no obstante los habitantes la mataron con
una pistola de agua ya bien moría ya bien vivía porque este brujo se alimentaba
de huevo porque era su máxima fuente de poder esto estaba bien fibroso más bien
loco si no que él era un ser inteligente bien un ser mixtico e iluminado y de
repente llegaron los marcianos y bailaron cha,cha,chaaa….bien perezoso bailaron
con Darwin despertó y digo ahora que pues ora mal sueño tuve
POEMA.
A lo lejos:
Ante mí no te tengo
Bajo el cielo me pongo a llorar
Cabe resaltar que me haces fala
Con mi tristeza peleo contra mis pensamientos
De resentimiento
En la mañana entre mi sentir me fui
Hacia Acapulco
Hasta (olvidar mis penas) a embriagarme
Para olvidarte
Porque me haces demasiado
Daño pensaren ti
Según yo ya estoy olvidando sobre otros
HISTORIA TERROR.
CAMINO A LA ESCUELA
En
una madrugada fría y tenebrosa, Edgar iba saliendo de su casa para ir a la
escuela, el camino hacia la parada de autobús de repente vio caminar a dos
mujeres vestidas de blanco que iba hacia él, pero que en realidad nunca
llegaron a donde estaba Edgar, se sorprendió muchísimo y en seguida paso el autobús que iba hacia su destino, lo
abordo y tomo un asiento pegado a la ventanilla, se asomo para ver a las dos
mujeres que lo habían sorprendido pero no vio nada, tal fue su impresión que
quedo anonadado, su rostro mostraba mucho miedo, no podía moverse, y empezó a
escuchar su nombre –Edgar, Edgar…-
con una voz en un tono muy bajo, conforme pasaba el tiempo la voz se escuchaba
mas fuerte y eso lo tenia muy espantado porque con ansia y desesperación
nombraban su nombre, él trato de tranquilizarse
pero no pudo hacerlo porque en el transcurso oía que mencionaban su
nombre –Edgar, Edgar…-mucho mas
cerca, el trato de ver a esas dos mujeres, sin embargo no podía verlas por
ningún lado, eso lo aterrorizo mas; al llegar a la escuela se dijo entre sí
mismo –No sé que hago aquí no soporto el
miedo que me invade-, de inmediato se regreso a su casa y ahí tubo la misma
visión de aquellas dos mujeres.
El
detalle esta en que estas dos mujeres de blanco se acercaban más y más, él
aterrorizado decidió correr pero estas dos damas no desaparecieron, al llegar a
la avenida grito –Ayúdenme por favor- pero
nadiele hizo caso, observo nuevamente y no vio nada, se habían esfumado, Edgar
estaba nuevamente solo en la calle, su mente estaba pasmada no sabia como
comprender estas apariencias, su espalda estaba arañada con la playera
destrozada, enfrente recorrió un sudor frío y de pronto después de un abrir y cerrar de ojos aparecieron las
dos mujeres frente a él y le dijeron –Vas
a ser nuestro y nada mas, nadie te salvara- Edgar les respondió –No voy a ser de nadie así que déjenme en
paz -; era neblina espesa las
rodeaba, las damas de blanco no estaban tocando piso sino flotaban, sus labios
no se podían mover pero Edgar las podía escuchar, él se quedo inmóvil, sus
piernas ya no le respondían, sus latidos eran enormes, cada golpe de bombeo se
provocaba un zumbido en los oídos y le temblaba la vista, el sudor se
intensifico, un nudo en su garganta se le hizo tan grande que le costaba trabajo
respirar, poco a poco la vista se le iba nublando hasta quedar en la amarga obscuridad.
Las dos mujeres robaron su alma y se
dijeron una a la otra –Por fin vamos a
descansar en paz el ya esta con nosotras-, y si el cuerpo de Edgar quedo
vacío sin razón y nadie supo realmente que paso con él, la gente decía que dos
mujeres penaban en ese lugar desde hace mucho tiempo, las dos damas eran
llamadas Minerva y Rosaura; lo que nunca se supo porque sus almas desaparecieron.
CAMINO A LA ESCUELA
En
una madrugada fría y tenebrosa, Edgar iba saliendo de su casa para ir a la
escuela, el camino hacia la parada de autobús de repente vio caminar a dos
mujeres vestidas de blanco que iba hacia él, pero que en realidad nunca
llegaron a donde estaba Edgar, se sorprendió muchísimo y en seguida paso el autobús que iba hacia su destino, lo
abordo y tomo un asiento pegado a la ventanilla, se asomo para ver a las dos
mujeres que lo habían sorprendido pero no vio nada, tal fue su impresión que
quedo anonadado, su rostro mostraba mucho miedo, no podía moverse, y empezó a
escuchar su nombre –Edgar, Edgar…-
con una voz en un tono muy bajo, conforme pasaba el tiempo la voz se escuchaba
mas fuerte y eso lo tenia muy espantado porque con ansia y desesperación
nombraban su nombre, él trato de tranquilizarse
pero no pudo hacerlo porque en el transcurso oía que mencionaban su
nombre –Edgar, Edgar…-mucho mas
cerca, el trato de ver a esas dos mujeres, sin embargo no podía verlas por
ningún lado, eso lo aterrorizo mas; al llegar a la escuela se dijo entre sí
mismo –No sé que hago aquí no soporto el
miedo que me invade-, de inmediato se regreso a su casa y ahí tubo la misma
visión de aquellas dos mujeres.
El
detalle esta en que estas dos mujeres de blanco se acercaban más y más, él
aterrorizado decidió correr pero estas dos damas no desaparecieron, al llegar a
la avenida grito –Ayúdenme por favor- pero
nadiele hizo caso, observo nuevamente y no vio nada, se habían esfumado, Edgar
estaba nuevamente solo en la calle, su mente estaba pasmada no sabia como
comprender estas apariencias, su espalda estaba arañada con la playera
destrozada, enfrente recorrió un sudor frío y de pronto después de un abrir y cerrar de ojos aparecieron las
dos mujeres frente a él y le dijeron –Vas
a ser nuestro y nada mas, nadie te salvara- Edgar les respondió –No voy a ser de nadie así que déjenme en
paz -; era neblina espesa las
rodeaba, las damas de blanco no estaban tocando piso sino flotaban, sus labios
no se podían mover pero Edgar las podía escuchar, él se quedo inmóvil, sus
piernas ya no le respondían, sus latidos eran enormes, cada golpe de bombeo se
provocaba un zumbido en los oídos y le temblaba la vista, el sudor se
intensifico, un nudo en su garganta se le hizo tan grande que le costaba trabajo
respirar, poco a poco la vista se le iba nublando hasta quedar en la amarga obscuridad.
Las dos mujeres robaron su alma y se
dijeron una a la otra –Por fin vamos a
descansar en paz el ya esta con nosotras-, y si el cuerpo de Edgar quedo
vacío sin razón y nadie supo realmente que paso con él, la gente decía que dos
mujeres penaban en ese lugar desde hace mucho tiempo, las dos damas eran
llamadas Minerva y Rosaura; lo que nunca se supo porque sus almas desaparecieron.
LEYENDA DEL ACUEDUCTO DE MORELIA
El Acueducto de Morelia se fundó en 1549. La
obra actual se construyó bajo el mando del Obispo Antonio de San Miguel, 1785.
El Acueducto llevaba el agua hasta el límite de la ciudad. Tiene 253 arcos de
medio punto, con una altura de casi diez metros, tiene más de 1.700 metros. A
tenido varias reconstrucciones, en 1910 se cambió el curso del agua y en 1998
se restauró. Es uno de los más bellos e
importantes acueductos de México. Uno de
los arcos, sirve de pórtico a la calzada de Guadalupe. Algunos asientos sirven
para el descanso a la sombra de los frondosos fresnos. Muy cerca se encuentra el Santuario de
Guadalupe con su cúpula bizantina. Alrededor se contemplan las casas
señoriales, antiguas, con sus balcones labrados en piedra y con sus rejas
protectoras. Entre estas casas, hay una donde vivía un noble hidalgo muy pobre,
su padre había sido camarero y guardia de don Felipe V. Luego, él también había
tenido un cargo de honor, creando envidias de los criados y favoritos, hasta
tal punto que tuvo que refugiarse en esta casa de la Nueva España en el lugar,
ciudad, que entonces se llamaba
Valladolid. Don Juan Núñez de Castro, llegó a vivir a esta ciudad con su
segunda esposa, Doña Margarita de Estrada y también con su hija, del primer
matrimonio, Leonor. Su esposa, arruinó a Don Juan, ella era una mujer muy
ambiciosa y se dedicó al lujo y el despilfarro. Dicen que su hija Leonor,
era guapísima, rubia, de ojos azules, delgada, elegante, dulce... Doña
Margarita, tenía a su esposa y a su hija, atemorizados. Leonor se la pasaba en
casa sin salir, lavando, en la cocina y sin ver la calle. No podía ni siquiera salir a mirar por el
balcón. Un día, llegó a Morelia
un virrey, era Semana Santa, y viéndola postrada en los monumentos, quedó
prendado de Leonor. Ella lo miró y aunque nada se dijeron,
recibió una carta concertando una cita con el galán, para versen a las ocho de
la tarde en la reja del sótano, lugar donde la encerraba doña Margarita para
que nadie viera a su hija. El apuesto mozo que era don Manrique de la Serna
y Frías, español, oficial mayor de la secretaría del virreinato, inteligente,
obediente, buen mozo y con buen
sueldo en la corte, se hizo ilusiones para obtener la mano de Leonor, aunque
doña Margarita se opusiera.
Pero para ello tenía que verla, hablar con
ella y estar seguro de la voluntad de Leonor.
¿Conseguiría su amor? Para
ahuyentar a los curiosos y a los duendes y aparecidos, pintó en el rostro del
paje una calavera y lo vistió de
dieguito, y se paseaba de un lado a otro
por la calzada de Guadalupe,
como si fuera un verdadero aparecido. Eran las ocho de la tarde-noche, cuando
clamaban las campanas en los campanarios de las iglesias, como era la
costumbre. Se hizo el silencio, la
aparente alma en pena se paseaba cerca del muro donde se encontraba la reja del
sótano, lugar en que había quedado para platicar doña Leonor. A esa hora la
gente se metía en casa asustada. Pero Doña Margarita que era una mujer muy
osada y maliciosa, quiso averiguar qué pasaba... Y fue ella que cerró por fuera
el sótano cuando Don Manrique y Leonor platicaban acerca de cómo deberían
organizar su boda para pedir a Don Juan la mano de su hija. Don Manrique
saldría al día siguiente con su comitiva para México. Pero Doña Leonor, no
podría ya salir de aquella cárcel. La puerta estaba cerrada.
Nadie notó su ausencia, ni siquiera su padre que se ausentó por unos días a una hacienda. Doña Leonor, no quería morir de hambre, y por la reja sacaba su mano pidiendo una limosna, un pedazo de pan, los transeúntes se apiadaban de ella y por caridad le dejaban su limosna.
Nadie notó su ausencia, ni siquiera su padre que se ausentó por unos días a una hacienda. Doña Leonor, no quería morir de hambre, y por la reja sacaba su mano pidiendo una limosna, un pedazo de pan, los transeúntes se apiadaban de ella y por caridad le dejaban su limosna.
Un día, regresó don Manrique, era la fiesta
del Corpus Christi, la Sagrada Forma iba en procesión por las calles y llegaron
a la puerta de Don Juan, Don Manrique traía la carta del virrey que pedía la
mano de Leonor. Don Juan, llamó a Doña Leonor. Su esposa no estaba en casa, nadie respondía,
los sirvientes conocían el dolor de Doña Leonor, por fin encontraron el
escondite. Al abrir la puerta vieron que Doña Leonor estaba
muerta. Todos quedaron presos, el padre, la madrastra y los sirvientes.
Manrique envolvió su cuerpo con el traje blanco de boda y la dio
sepultura en la iglesia de San Diego. Pasó el tiempo, y cuentan que al caer la
tarde, en la reja del sótano de esa misteriosa casa donde vivió Doña Leonor,
asomaba una mano muy pálida y descarnada, implorando un pedazo de pan, una
caridad por el Amor de Dios. Son historias verdaderas que se convierten en
leyendas. Existe entre la gente
otra historia misteriosa acerca del Acueducto. Dicen que el Obispo de Michoacán
Fray Antonio de San Miguel, pidió una limosna a los españoles que vivían en
Valladolid. Estos vecinos acaudalados y
avaros, se pusieron de acuerdo para no dar esa limosna al Obispo. Pero a la
vez, querían quedar bien con él. Se reunieron y le dijeron que tenían su oro en
la Caja del Tesoro de la ciudad de México y que no podían sacarlo hasta dentro
de un mes. Don Gonzalo del Roble le dijo al Obispo que si la obra se
terminaba en Septiembre, el día veintinueve de Septiembre, día de San Miguel
Arcángel, le darían la limosna que les pedía. Faltaban arcos por
terminar y parecía imposible concluir tal obra en un mes. Prometieron, los
españoles, pagar al obispo los gastos si para tal día estuvieran
terminados. Muy triste se quedó el
Obispo, pensando que era imposible concluirlo para ese día. No obstante llamó a
los albañiles y operarios para que se pusieran a trabajar. Y así lo hicieron
con verdadero empeño. Cinco días faltaban para la fecha prevista y
una gran desgracia aconteció. Los
trabajadores se enfermaron de un extraño mal. Tuvieron que suspender sus
trabajos. Pero dicen, que a las
doce de la noche, esa tristeza se convirtió en miedo, faltaban
ocho arcos por terminar y era la víspera de San Miguel, por
todo Valladolid, se escuchó un fuerte martilleo de cinceles,
un trajín de animales de carga, andamios, ruidos, carros, idas
y venidas por la ciudad... Ningún vecino se asomó a ver que
pasaba por miedo, la gente lo escuchó desde sus casas.
Fue una larga y trabajada noche inolvidable. Nadie quería
salir de sus recámaras.
doce de la noche, esa tristeza se convirtió en miedo, faltaban
ocho arcos por terminar y era la víspera de San Miguel, por
todo Valladolid, se escuchó un fuerte martilleo de cinceles,
un trajín de animales de carga, andamios, ruidos, carros, idas
y venidas por la ciudad... Ningún vecino se asomó a ver que
pasaba por miedo, la gente lo escuchó desde sus casas.
Fue una larga y trabajada noche inolvidable. Nadie quería
salir de sus recámaras.
Pero alguien llegó a Valladolid y vieron cómo
el agua llegaba a la ciudad a través del Acueducto, los arcos estaban
terminados, nadie lo podía explicar. Aquellos hipócritas que habían negado su
dinero, sacaron cuanto tenían en bolsas de oro y se lo llevaron al Obispo,
temerosos de que Dios les castigara. Pero el Obispo, bueno y generoso, no lo
necesitó porque el milagro se había obrado y el Obispo que tenía sus cajas
fuertes vacías de dinero, al abrirlas también estaban llenas. Dios quiso favorecer ampliamente a la gente
de este hermoso lugar de Morelia.
PREPOSICIONES
A lo lejos
Ante mi no te tengo
Bajo el cielo me pongo a llorar
Cabe resaltar que me haces falta
Con mi tristeza peleo
Contra mis pensamientos
De resentimiento
Desde hoy
En la mañana
Entre mi sentir me fui
Hacia Acapulco
Hasta llegar al atardecer
Para olvidarte
Por completo y
Según yo ya lo estoy logrando
Sin motivo me regreso a la ciudad
Tras al verte olvidado.
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