Textos Los textos o materiales de lectura
están organizados de diversas maneras. Por su tipo textual: narración,
exposición, descripción y argumentación. O a partir de la forma en que se
presenta su contenido: continuo, discontinuo o mixto. Cuando los textos están
organizados en oraciones que a su vez se reúnen en párrafos que pueden
incluirse en estructuras más amplias como secciones, capítulos o libros, se
habla de textos con formato continuo. Ejemplos de este formato textual
se pueden encontrar en reportajes de periódicos, artículos (de opinión o
divulgación), entrevistas, ensayos, novelas, cuentos, revistas, cartas, entre
otros. Los textos con formato discontinuo están organizados a partir de
información que se presenta de manera no secuencial. Los ejemplos característicos
de estos textos son los siguientes: tablas y cuadros, gráficas, esquemas,
líneas de tiempo, anuncios, horarios, catálogos, formatos, mapas, infografías,
índices de contenido, etcétera. El formato mixto es una combinación
entre el formato continuo y el discontinuo. Los textos que presentan este
formato son, por ejemplo, una gráfica o una tabla con su respectiva explicación
en prosa. Estos textos aparecen frecuentemente en revistas, en libros de
consulta o en informes.
Situaciones
Los textos se pueden
clasificar, además, por el público al que van dirigidos, y por los usos y
propósitos para los cuales su autor los creó. PISA considera cuatro
situaciones.La personal se relaciona con textos que buscan satisfacer
los intereses del individuo, por ejemplo, cartas personales, lecturas de
ficción, o materiales pensados para saciar alguna curiosidad dentro del tiempo
de ocio, como examinar una cartelera cinematográfica. La pública corresponde
a los textos relacionados con actividades e intereses sociales, por ejemplo,
documentos o formatos oficiales, o carteles informativos sobre acontecimientos
públicos. Estos textos no se dirigen a alguien en particular, sino a públicos
más amplios. La educativa se vincula con los textos diseñados para una
tarea de aprendizaje, por ejemplo, el libro escolar con textos de todos los
formatos preparados para ser leídos tanto en el salón de clases como en casa.
En esta situación, los textos no son elegidos por el lector, sino por el
profesor. La laboral alude a los textos dirigidos al mundo del trabajo.
Puede ser alguna solicitud de empleo, la sección de anuncios clasificados donde
se ofrece alguna vacante, o algún instructivo o manual que se requiera
comprender para resolver alguna tarea más o menos inmediata.
Procesos Los procesos cognitivos están
determinados por la forma como los lectores se relacionan con los textos. Acceder
y recuperar implica habilidades asociadas a buscar, seleccionar y reunir
información. Los lectores acceden a un espacio textual (por ejemplo la página de
un libro, una tabla o una lista) en donde se ubica la información que
necesitan. Recorren ese espacio en búsqueda de la información requerida hasta
encontrarla, la seleccionan y finalmente la obtienen. Integrar e interpretar
requiere que el lector comprenda la relación entre diferentes partes de un
texto, así como demostrar y entender su coherencia. Interpretar hace referencia
al proceso de darle sentido a algo que no está completamente referido, para lo
cual el lector identifica las suposiciones o implicaciones que subyacen en una
parte o en todo el texto. Reflexionar y evaluar implica aprovechar el
conocimiento, las ideas que están más allá del texto con el propósito de
relacionar la información proporcionada en él con los propios marcos de
referencia del lector, ya sean conceptuales o basados en su experiencia. Estos
procesos son los que se utilizan de forma preponderante para organizar las
distintas tareas que se describen en la siguiente tabla de niveles de
desempeño. Esta tabla será un punto de referencia para las estrategias de
lectura presentadas en la segunda parte de este cuaderno
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