martes, 20 de noviembre de 2012

CARTA DE UN ALUMNO A SU PROFESOR.


CARTA DE UN ALUMNO
A SU PROFESOR.                                                                             Doris Gicherman 

·       Enséñame cómo aprender y no qué aprender, enséñame a pensar y no tan solo qué debo pensar. Así desarrollaré mi inteligencia y no simplemente mi memoria.
·       Señálame mis cualidades y reconoce mis habilidades. Esto me hace sentir valioso y me estimula a esforzarme y trabajar mejor.
·       No me insultes con palabras ni con gestos despectivos. Me siento menospreciado y sin ánimo para corregir mis fallas o debilidades.
·       Ten en cuenta mi esfuerzo y mi progreso, no solo mis resultados. A veces con poco esfuerzo logro mucho, pero es más meritorio cuando pongo todo mi empeño así logre poco.
·       No me examines tratando de reprobarme, ni te ufanes de haberlo logrado. Mis calificaciones deben reflejar mi desempeño y no lo harán si las utilizas para desquitarte. 
·       Anota lo que hago bien y no solo lo que está mal. Cuando subrayas mis éxitos, y nos mis fracasos, me siento motivado a seguir mejorando. 
·       Cuando me corrijas o me recrimines hazlo sin herirme ni humillarme. Si me atacas como persona deterioras mi autoestima y no mejoras mi disciplina.
·       Confía en mí y demuéstrame que lo haces. Cuando me repites la misma cosa una y otra vez, me doy cuenta de tu desconfianza y esto me puede precipitar a fracasar.
·       Trátame con cariño y con la misma habilidad y cortesía que a cualquier amigo. Esto me hará admirarte y a la vez me llevará a respetarte.
·       No me amenaces, y si lo haces, cúmplelo. Si no cumples lo prometido aprenderé que haga lo que haga siempre puedo salir eximido.
·       No me ruegues ni me implores que me porte bien. Te obedeceré cuando me lo exijas con firmeza y sin hostilidad.
·       Procura hacer clases amenas e interesantes en las que yo pueda participar. Me aburro cuando todo es rutina, sólo tú hablas y yo nada puedo aportar.
·       Cuando te hagas preguntas no me contestes “eso ya lo expliqué”. A veces tus explicaciones no son claras o suficientes para mí, y si te pregunto es porque quiero entender y aprender.
·       No demuestres preferencias. Cuando alabas a algunos e ignoras a otros, deterioras nuestras relaciones como amigos y pasamos a ser enemigos.
·       Cuando me criticas para corregirme, me defiendo y no acepto mis defectos, Solo si admito mis fallas procuraré corregirlas. Ten en cuenta que aprendo más de quién aprecio que de quién me desprecia.
·       No aceptes mis excusas ni mis ruegos para que me perdones el incumplimiento de mis tareas. Si asumo las consecuencias de mis fallas aprendo a responsabilizarme por mis deberes.
·       Escucha lo que te digo con atención e interés. Si me ignoras o me callas cuando trato de expresarme, entiendo que mis ideas son tontas y concluyo que mi inteligencia es poca.
·       No me compares con mis compañeros ni con mis hermanos en años anteriores. Recuerda que no soy igual a nadie, y que aunque no tengo las mismas cualidades, también tengo grandes virtudes.
·       Trata de conocerme y de apreciarme como persona. Sabiendo mis habilidades particulares podrás ofrecerme oportunidades para triunfar. Además, al sentirme capaz e importante para tí, crecerá el concepto que forme sobre mí.
·       No me tengas miedo ni temas ser firme conmigo. Es importante hacer respetar tu derecho a enseñar y el de mis compañeros a aprender.
·       Ayúdame a desarrollar mis cualidades y no simplemente mis capacidades. Ten en cuenta que antes que un buen estudiante, debo ser un buen ser humano.
·        


Sé que no soy un niño fácil, que me distraigo con frecuencia y que no obedezco. Sé que a veces interrumpo las clases e incluso hago que los otros niños no aprendan. Sé que hago tu trabajo más difícil de lo que habitualmente es. Me duele pero sé que no soy lo que a los demás les gustaría que yo fuera. Pero todo eso es por fuera, porque por dentro soy un niño como los otros con una inteligencia maravillosa y un gran corazón, sólo que cubierto con una camisa de tristeza Y un abrigo de indiferencia para disimular.

Precisamente con ese gran corazón es que puedo decirte: GRACIAS.

Gracias por ser paciente y aguantar mi inconstancia. Gracias por protegerme: a veces de los adultos que no me soportan, a veces de los otros niños y gracias por protegerme a ellos de mí. Creo que en ocasiones sin querer les hago mal.

Gracias por recogerme cuando los demás me desechan, por no reírte cuando los demás se burlan de mí, por entenderme cuando no sé expresarme.

Gracias por creer en mí, aún cuando nadie cree. Por estar segura de que yo saldré adelante aún cuando todo el mundo apuesta por mi fracaso.

Gracias por no darte por vencida, aún cuando a veces te sientes cansada. Gracias por aceptar el reto que significa el manejar un niño como yo. Gracias por ser ingeniosa y recursiva; por inventarte mil cosas para que yo logre mis objetivos.

Gracias por ser muda cuando me merezco una crítica, gracias por ser sorda cuando otros te hablan de mí. Gracias por gritar mis logros, sabiendo que costaron un poco más de esfuerzo que para los otros.

Gracias en fin por todo.
Sin ti, sin tu esfuerzo no saldré adelante, tu eres mi gran aliada, nunca me faltes.

(Tomado de "Déficit de Atención e Impulsividad, Manual para padres y docentes" FUNDESCO, -Jairo Sánchez Grajales, Psicólogo.)

1 comentario: